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México mantendrá grado de inversión, aun sin el TLCAN

Moody’s fue la primera agencia que otorgó el grado de inversión a México en enero del 2000 y es la única que ha puesto la nota soberana en el escalón “A”. La calificación se ha mantenido en “A3” desde febrero del 2014.





24 de Febrero de 2017 a las 12:19 hrs -- Centinela Digital
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Aun en el peor escenario de la relación comercial con México, que sería la cancelación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y con el impacto de recesión importante que traería consigo, el soberano conservaría su grado de inversión, aseguró Jaime Reusche, el analista soberano de Moody’s para el país.

“No se cuestionaría el grado de inversión de México incluso si se presenta el peor escenario (de la cancelación del TLCAN) que provocaría una contracción económica mayor a 3 por ciento. Lo que se evaluaría entonces es si la calificación baja uno o dos peldaños”, refirió en conferencia de prensa.

Asimismo indicó que las exportaciones registrarían una caída de aproximadamente 25%, con impacto en las finanzas públicas.

Moody’s fue la primera agencia que otorgó el grado de inversión a México en enero del 2000 y es la única que ha puesto la nota soberana en el escalón “A”, que significa que tiene un perfil financiero mucho más robusto. La calificación de México se ha mantenido en “A3” desde febrero del 2014.

Tal como lo explicó a El Economista hace una semana, el analista admitió que la llegada de la nueva administración de Estados Unidos ha reorientado los riesgos de calificación para México.

Reusche dijo que todo parece indicar que el interés de Estados Unidos no es cancelar el TLCAN, lo que quitaría del frente de evaluación el peor de los escenarios para México.

Enfatizó que su análisis se concentrará en la respuesta que darán las autoridades mexicanas al impacto económico que tendrá la renegociación del tratado comercial, la reducción de las exportaciones o el escenario del impuesto a las importaciones que pretende aplicar aquel país, el llamado BAT (Border Adjustment Tax).

Con respecto a la situación de las finanzas públicas, el analista de la calificadora reconoce una mejoría y el avance hacia la consolidación fiscal.

Así, reiteró que el análisis de México se centra en temas externos, pues tras el apoyo financiero que realizó el gobierno mexicano a Pemex, la situación de la petrolera había dejado de ser foco de riesgo para la nota del país, tema con el que están “bastante tranquilos”, y lo que realmente pegaría a la economía mexicana son las exportaciones.

PIB bajo, riesgo consistente

Jaime Reusche recordó que la depreciación cambiaria y la menor actividad económica, tendrán un impacto al alza en la deuda del país.

Por ahora, cuando no hay aún avances sobre lo que sucederá en la negociación, su estimación de crecimiento para México este año la rebajó a 1.4% desde 1.9% que estimaba en noviembre, con riesgo a la baja. Para el 2018 prevé una expansión de 2% desde 2.3%, en la previsión anterior.

El analista matizó que cualquier resolución sobre el acuerdo trilateral tendrá impacto en el Producto Interno Bruto (PIB) y exportaciones unos meses después de entrar en funciones, así que no sería inmediato. Destacó que pesará más en la expansión del PIB mexicano la caída de exportaciones que el deterioro en la confianza de los inversionistas.

Previo, en un comunicado emitido desde Nueva York, la agencia divulgó que a pesar de que espera una expansión en la economía mundial este año, la perspectiva podría verse afectada por los cambios de políticas de Estados Unidos bajo el gobierno de Trump.

Ahí, refirieron que espera una tasa promedio de crecimiento en los países del G20, que incluye a México, de 3%, en este año.

Estados Unidos registrará, según sus estimaciones, una expansión de 2.4% este año, y el mayor crecimiento de las economías avanzadas sería el de Australia, de 2.7 por ciento.

Entre los emergentes del grupo, el de mayor expansión será India, con una tasa de crecimiento de 7.1%, y le seguirá China, cuya expansión llegará este año a 6.3 por ciento.














(El Economista)