Un elevador con seis personas adentro se desplomó 84 pisos en Chicago, Estados Unidos; pese a lo aparatoso del accidente, no hubo heridos.

"Creí que íbamos a morir", confiesa Jaime Montemayor, una de las personas que estaba dentro del ascensor que se desplomó del cuarto edificio más alto de Chicago, situado en el número 875 de la North Michigan Avenue.

Junto a Jaime se encontraban otras cinco personas, su esposa, dos estudiantes y otras dos mujeres, una de ellas embarazada, que habían subido hasta el piso 95 para disfrutar de las vistas que se contemplan desde el restaurante de este edificio, que es una de las principales atracciones de la ciudad estadunidense.

Tras contemplar las vistas, subieron a un ascensor para bajar, pero enseguida notaron extraños movimientos al caer del piso 95 al 11.

El ascensor se llenó de polvo y suciedad, y en el interior la situación se descontroló: gritos, ansiedad, llantos.

"Nos caímos; pasó rapidísimo. Lo único que hice fue abrazar a mi esposo (...) Fue horrible", explica Maña Castillo, esposa de Montemayor, en declaraciones a Univisión.

Pese a que activaron el botón de emergencia, los equipos de rescate no llegaron hasta cerca de tres horas después.

"Fue peor cuando se pusieron en contacto con nosotros y nos dijeron que no encontraban el elevador. Ése fue para mí el momento más difícil", explicó Castillo.

Los bomberos tardaron tanto tiempo en localizarlos porque el ascensor quedó en un "conducto ciego", un lugar en el que no hay puertas ni una forma rápida de acceso.

Según explicó Patrick Maloney, del departamento de bomberos, "los cables que se rompieron estaban encima del ascensor", por lo que no pudieron "hacer un rescate de un ascensor a otro. Tuvimos que romper una pared en el piso 11 de garaje para poder abrir las puertas".


(Milenio)