En el teatro Milán, Mariana Garza y Pablo Perroni anunciaron que se encuentran en proceso de divorcio, tras 12 años de matrimonio, y que si no habían hecho pública la situación fue por respeto a su hija María; hombro con hombro en el escenario del inmueble que construyeron juntos, ella lo apoyó cuando él decidió compartir que lo mismo “me he enamorado de un hombre y de una mujer”, y que no cree en las etiquetas.

El semblante de tranquilidad nunca abandonó el rostro de Garza mientras leyó un escrito en el que aseguró: “Vamos a platicar la verdad de nuestra historia”, en la que hizo referencia a su matrimonio en 2006 y a su hija María Perroni (a quien procrearon hace 10 años):

“Nos conocimos, nos hicimos amigos cercanos, compartimos proyectos de teatro. Los más sorprendidos cuando esto empezó a crecer y a cambiar fuimos nosotros. “Nos enamoramos sincera y profundamente, siempre he sabido quiénes son las parejas anteriores de Pablo, me enamoré del gran hombre que es, el ser humano, tengo una hija con él por eso. Nos respetamos, aceptamos, confiamos uno en el otro, decidimos casarnos y crear una familia. No hay engaños, no hay sorpresas ni descubrimientos en ningún celular”, dijo Garza.

La integrante de Timbiriche aceptó también que “nuestra relación ha cambiado, no únicamente somos amigos, somos papás de María, somos socios que crearon dos teatros en Ciudad de México, estamos orgullosos de formar una mancuerna capaz de concretar y de construir sueños personales; puede ser que la manera en la que decidimos unirnos a mucha gente le parece incómoda y muchas otras cosas, para nosotros nunca ha sido un problema.

“Somos una familia que creemos y tenemos una calidad de valores perfectamente establecidos (…) Así nos enamoramos, no me puse a revisar su teléfono, no tengo esa necesidad, seguimos siendo amigos, estamos en proceso de divorcio, pero no tiene nada que ver con lo publicado. El amor se transformó, regresamos a ser amigos, después de todo lo que hemos sido, es una manera distinta, decidimos ya no ser pareja”, contó Garza.

Luego de entender que lo que han compartido no les permite continuar como una pareja, sí seguirán juntos en el camino como empresarios exitosos: “Vamos a continuar haciendo lo que sabemos, como equipo, efectivamente el amor cambió y nada más”, comentó ella, al tiempo que él aseguró que tras un año de múltiples ocupaciones, solo están esperando a tener el tiempo suficiente para concretar los trámites del divorcio.

Así, unidos y con un mutuo respaldo, Mariana escuchó sin mostrar ningún signo de sorpresa cuando Perroni aceptó que “no creo en las etiquetas, soy un ser humano que me enamoro de otro ser humano, me he enamorado de un hombre y me he enamorado de una mujer, y lo puedo volver a hacer; en 2019, que estemos apuntando dedos me parece triste porque está comprobado que te enamoras de la persona, de lo que es, lo que representa.

“Cuando nos conocimos esa era la realidad, desde un principio, y decidimos asumirla, por el amor que nos tuvimos, aceptamos las consecuencias de decir: ‘Hasta el momento que dure’, que a lo mejor eran tres meses, dos años, ¿cuánto dura el amor?, no hay parámetros. Nunca me ha dado pena ni pudor nada”, agregó Pablo, mientras que Mariana enfatizó que “esto no mancha la imagen ni la vida de nadie sean libres, responsables y amen, eso hacemos nosotros”.

“¡BUSCAR AYUDA, NO ESTÁ MAL!”

Mariana Garza compartió que comunicarle a María esta decisión fue un proceso difícil, por lo que se asesoraron con especialistas para encontrar la mejor manera de hacerlo. Se tomaron su tiempo para no afectar la celebración de su cumpleaños y las 100 representaciones que la pequeña ofreció en el musical Les Misérables, y mencionó que de no ser porque su ruptura se hizo pública en la prensa, hubieran preferido mantener la situación en privado.

“María lo está manejando bien, porque tiene herramientas para hacerlo, tiene ayuda, apoyo incondicional, nuestro y de toda la familia, también hemos recurrido a especialistas y está muy bien… cuando ayudas a que un ser humano despierte su yo creativo, tiene muchísimas herramientas, y María es una niña que ama el escenario y sí, es difícil, está lidiando y hemos sido triplemente discretos por respeto a eso”, explicó Garza.

Finalmente, Pablo consideró que “a pesar de que no nos da miedo nada, hubo momentos en los que pedimos ayuda, para saber si estamos siendo responsables, para hablar con María hablamos con alguien para que me guiará para tener esa conversación con ella, pedir ayuda está bien, es maravilloso y necesario. Se necesita más amor para terminar una relación en buenos términos, que para juntarse la primera vez”.

Un abrazo de amor, solidario y un beso en cada mejilla, fue la imagen que Mariana Garza y Pablo Perroni dejaron antes de bajar de las tablas del teatro Milán.



(Milenio)