La jefa del Ejecutivo en Hong Kong, Carrie Lam, se disculpó el martes por una impopular propuesta de Ley sobre extradiciones que provocó protestas masivas y aseguró que no retomarán la propuesta en este curso legislativo.
La funcionaria dijo en una rueda de prensa que confiaba en terminar su legislatura, ignorando las peticiones de que renuncie e insistiendo en tener otra oportunidad.
“El trabajo en los próximos tres años será difícil, pero trabajaremos para reconstruir la confianza en el (...) gobierno. Tenemos mucho que hacer”, afirmó.
La directora general del territorio admitió que era improbable que pudiera ganar la confianza de la ciudadanía en la ley, que muchos hongkoneses perciben como una merma de la autonomía legal de la ex colonia británica en un momento en el que China, gobernada por el Partido Comunista, se vuelve cada vez más totalitaria.
“En reconocimiento de la ansiedad y el temor causados por la propuesta de ley en los últimos meses, si no tenemos la confianza del pueblo no procederemos de nuevo con el ejercicio legislativo”, dijo.
Una de las preocupaciones asociadas a la reforma es que pueda utilizarse para enviar a personas críticas con el gobierno del Partido Comunista a la China continental, donde afrontarían vagas acusaciones políticas, la posibilidad de tortura y juicios injustos.
La reforma provocó protestas masivas, incluida una el domingo de casi dos millones de personas y otra de hasta un millón unos días antes. La policía empleó gases lacrimógenos, porras de metal y balas de goma contra los manifestantes en enfrentamientos ante la sede del gobierno el miércoles pasado.
El comisario jefe de la policía aseguró que sólo aquellos que recurrieron a la violencia o cometieron otros delitos serían procesados.
La crisis resaltó el temor a que Hong Kong esté perdiendo la condición autónoma especial prometida por China cuando tomó el control de manos de Gran Bretaña en 1997.
Las protestas ofrecieron escenas similares a las manifestaciones de 2014, cuando la gente acampó durante semanas en las calles pidiendo elecciones directas al director general de la ciudad, que es designado por un comité proBeijing.
Carrie Lam insistió en que la legislación es necesaria para que Hong Kong haga justicia y no se convierta en un imán para fugitivos y no retiró oficialmente la iniciativa.
(Milenio)