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La crisis en Chile apaga la Navidad; dos meses de protestas

Los ciudadanos decidieron gastar menos en la cena y regalos; los centros comerciales adornaron poco





23 de Diciembre de 2019 a las 08:58 hrs -- Centinela Digital
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Centros comerciales con menos gente, una decoración más sencilla y muy pocas vitrinas adornadas. Chile vive una Navidad austera, en medio de la incertidumbre y un comercio golpeado por la crisis social que estalló hace dos meses.

En un país con altos índices de consumo, la mayoría de los chilenos gastará menos dinero en regalos y afrontará una celebración más sencilla que otros años, luego del estallido de las manifestaciones sociales el 18 de octubre.

Un estudio especial sobre la Navidad de la consultora Deloitte reveló “una percepción muy pesimista de la economía nacional y un ajuste de la economía personal tras la situación país”, debido al impacto de las manifestaciones.

Previo al estallido social, los chilenos tenían previsto gastar 183 mil pesos (244 dólares) en su presupuesto total de Navidad, que incluye regalos y comidas. Pero ahora su intención de gasto se redujo nueve por ciento, de acuerdo al reporte de Deloitte.

“Este año no hay mucho ánimo de celebración. Si no fuera por los niños, realmente no haría nada”, dice Johanna Cárdenas, una ama de casa y madre de tres hijos, quien esta semana armó su árbol de Navidad, cuando otros años lo hacía los primeros días de diciembre.

Este año Johanna hizo un intercambio en vez de comprar regalos para cada uno, por el temor a ir a los grandes centros comerciales o el centro de Santiago, debido a la posibilidad de toparse con las protestas que, aunque en menor número, no ceden a dos meses del inicio del estallido social.

Sin un final de la crisis a la vista, la incertidumbre se apodera del estado de ánimo de los chilenos, arrastrando con ellos sus decisiones de compra.

“Gran parte de la restricción del consumo actual está fundamentada en el tema de no saber qué lógica de continuidad laboral y de estabilidad económica tendremos de aquí a marzo (cuando inicia un nuevo año laboral)”, explicó Sergio González, sicólogo social y antropólogo de la Universidad de Santiago.

Derivado de esa incertidumbre, los chilenos pasan por “estrés implícito” por la falta de referentes que le aseguren confianza y seguridad, sumiéndose en ciertos estados de melancolía o tristeza, aunque a ratos también de esperanza de poder construir un mejor país.

Junto a las masivas manifestaciones en reclamo de una mayor igualdad social, miles de locales comerciales, supermercados y otras grandes tiendas fueron saqueados, atacados o incendiados.

El temor a nuevos ataques llevó a gran parte del comercio a sellar sus vitrinas con gruesos latones de metal o madera, dejando de lado o en un reducido espacio la decoración de Navidad, que tradicionalmente se comenzaba a instalar inmediatamente después de la celebración de la fiesta de Halloween, el 31 de octubre.

“Estamos atendiendo”, rezan carteles instalados en varios locales del centro de Santiago para alertar a los consumidores que detrás de los latones el local sigue abierto.

Con un horario más reducido, los grandes centros comerciales también tuvieron que adaptarse a la nueva realidad.

Con sus vitrinas exteriores completamente tapiadas, el comercio callejero ha florecido en sus alrededores, al igual que en el centro, donde este año a los juguetes, comida y adornos de Navidad se han sumado también todo tipo de objetos alusivos a las protestas sociales, como camisetas, lentes protectores de balines o pañuelos para protegerse del gas lacrimógeno.

(Excélsior)