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Cuarón y Del Toro; mexicanos, cineastas y también compas

Lo que inició como una charla muy cinematográfica, se convirtió en una plática entre amigos en la que mostraron parte de su intimidad





14 de Noviembre de 2020 a las 10:28 hrs -- Centinela Digital
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Difícilmente el espectador se puede adentrar a la intimidad del otro, rara vez se puede apreciar cómo ese otro es en su vida privada, cuáles son sus miedos, sus monstruos o silencios, sin embargo la noche de ayer eso se pudo experimentar al tener del otro lado de la pantalla a Guillermo del Toro y a Alfonso Cuarón, quienes mantuvieron una charla de una hora con 46 minutos para rememorar distintos momentos de sus vidas y hablar de sus pasiones, inquietudes y preocupaciones de hoy, justo cuando el tapatío cuenta con 56 años y Cuarón está a unos días de cumplir 59 años.

Aunque al principio empezaron la charla hablando de cuestiones muy cinematográficas, como el oficio de ser cineasta y la evolución de sus narrativas a lo largo de los años, poco a poco se fueron soltando y dejando ver esa intimidad entre dos amigos que coincidieron y empezaron a experimentar el oficio creativo en 1988 con La hora marcada, hasta esos dos amigos que hoy son respetados a nivel mundial. La edad fue un tema que salió a flote y en la cual ambos dieron rienda suelta tanto para hablar de ellos como de las nuevas generaciones.

La generación joven es la que constantemente está en mi cabeza, todo el tiempo. Qué difícil es ser joven ahorita y me da cierto confort estar gordo, viejo y canosón porque digo: ‘qué bueno que tocó algo diferente’ porque esto que estamos viviendo es muy difícil para mí. Hay un clima muy de miedo en todos los ámbitos y hay una idea de que la narrativa tiene que servir, no representar, una ideología y el error es que la ideología termina no representando a nadie. Ahorita es un momento de voracidad muy grande a nivel social y a nivel narrativo, estamos como quemando el campo y la gente que viene va a tener que empezar muchas cosas de cero y de lo único que se van a poder agarrar es de los símbolos”, expresó Del Toro.

Esta reflexión dio pie para que Cuarón, ganador de dos premios Oscar como director por Gravedad, en 2014, y Roma, en 2019, se sumara a su amigo El Gordo Del Toro, quien en 2018 obtuviera el Oscar a Mejor Director por La forma del agua.

Qué curioso que hablabas de narrativas, hablando de cine y de infantilizar a partir de la utilización de elementos y símbolos, pues es justamente lo que pasa con el fascismo y el populismo, es una infantilización y eso es algo que estamos viviendo cada vez más en todos los ámbitos. En el momento en que empieza una ideología como tal, eso se empieza a permear en todas las otras partes del tejido social”, contó Cuarón, quien difirió con Del Toro al decir que las nuevas generaciones son “más vibrantes y pueden pensar lo impensable”.

A lo largo de la charla, moderada por el sociólogo y sicoanalista Gabriel Vallejo Zerón, Del Toro y Cuarón pasaron a la hora de las confesiones y, por ejemplo, éste último confesó que dirigió una de las cintas de Harry Potter sólo porque Guillermo se lo aconsejó, pues él no quería dirigirla, mientras que Del Toro contó que a veces él no hace caso a lo que le aconsejan Alejandro G. Iñárritu o el propio Cuarón y, por ende, se ha dado más “golpes” por su terquedad que le han llevado al aprendizaje. O qué decir de aquella vez en que Cuarón y Del Toro hicieron un road trip desde Francia hasta Italia porque Del Toro venía atravesando una crisis emocional y quien terminó quebrándose fue el propio Cuarón.

Una cosa que realmente me ha dado fuerza a un nivel muy íntimo y conmovedor ha sido la amistad con Alejandro y contigo. Eso a nivel identitario es una confirmación de que al final de la vida con lo último que te quedas son los compas. El pacto entre los tres es la neta decir la neta. Recuerdo el viaje por carretera entre Francia e Italia, que fue como un (la película) Y tu mamá también, pero mal casteada (con mal elenco) y sin Maribel Verdú, platicando todas las tonterías, todo lo difícil y todo lo duro y terminamos cambiando papeles”, contó Del Toro.

Con respecto a qué es lo que desean a estas alturas de su vida, Alfonso Cuarón contó que, si antes se clavaba en pensar en planos, en secuencias, en los colores de las paredes o si iba a usar disolvencias para sus historias, ahora se da la libertad de explorar la escritura.

Llegó un momento en que eso ya me dejó de preocupar y ahora por primera vez estoy escribiendo mucho y ahora mi única preocupación es escribir, escribir y escribir”, contó.

Por su parte, Del Toro puso el toque simpático al decir que ya ha dejado atrás ciertas ideas.

Tú (Cuarón) me decías que en todas mis películas se tenían que morir para ser felices y es verdad”, contó Del Toro entre risas. “Y ahorita lo que busco son dos cosas: la vida y los otros, el cómo me encuentro con la otredad y cómo querer a la vida con todas las aristas que tiene: lo bueno, lo malo, como lo quieras calificar. Antes buscaba la perfección y ahora veo que la imperfección es la vida, la esencia de la vida es la imperfección”, dijo Del Toro.

Entre reflexiones, anécdotas, contando cómo aprendieron ciertas cosas creativas de jóvenes para ya en su etapa adulta desaprender y aplicar sus respectivos estilos, con el cual se sienten seguros y posicionados hoy en su etapa madura, Cuarón y Del Toro charlaron en el marco de la 14 edición del Congreso de la Asociación Mexicana de Psicoterapia de Grupo (AMPAG).

Mañana se retransmitirá esta charla y el dinero recaudado de ambos días se destinará a proyectos de investigación sobre la salud mental.

(Excélsior)