Pero el culpable no es el Zika, y los atletas no son humanos.
En el mundo ecuestre sólo se habla de un brote brasileño del muermo, una enfermedad respiratoria equina mortal, en un momento en que los principales jinetes de este deporte y sus monturas se preparan para competir en los eventos del próximo mes en Río de Janeiro.
Altamente contagioso e incurable, el muermo ha llevado a las autoridades agrícolas de Brasil a sacrificar cientos de caballos en todo el país en los últimos dos años, en un esfuerzo por detener la epidemia. Eso ha enfurecido a algunos criadores brasileños, que dicen que la amenaza es exagerada.
Entre los que fueron sacrificados están dos caballos que estuvieron alojados en el Complejo Militar Deodoro, en la zona oeste de Río, donde se llevarán a cabo los eventos ecuestres de los Olímpicos.
(The Wall Street Journal)