La salud de los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa se ha deteriorado durante los siete años de búsqueda y movilización permanente: sus cuerpos resienten el cansancio de más de 2 mil 500 días de lucha por conocer el paradero de sus hijos.
El dolor y la tristeza no han pasado en vano: se notan en las arrugas de sus rostros erosionados por las lágrimas que almacenan en lo profundo de sus ojeras; aunque ocasionalmente sonríen su mirada denota tristeza. La ausencia de sus hijos carcome sus pensamientos y almas.
De acuerdo con Vidulfo Rosales, abogado de los padres y madres de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, a lo largo de estos años la salud de los padres de familia se ha desgastado, de tal manera que alrededor de 22 de ellos se encuentran enfermos.
“Hay padres que tienen diabetes, que nosotros mirábamos íntegros cuando inició esta lucha, ahorita ya pareciera que han pasado más de 20 años para ellos físicamente, están muy desgastados y lo atribuimos a que es por todo el dolor, por todo el estrés al que los padres de familia están sometidos al no saber el paradero de sus hijos”, explicó Rosales.
(Milenio)