El Ejército israelí reconoció que el ataque a la única iglesia católica en Gaza, la parroquia de la Sagrada Familia, fue resultado de un “desvío involuntario” de municiones durante una operación militar.
El bombardeo, ocurrido el pasado jueves, dejó al menos tres muertos y varios heridos, entre ellos el párroco argentino Gabriel Romanelli, conocido por sus contactos con el fallecido Papa Francisco. El ataque ocurrió mientras unas 500 personas, incluidos niños y discapacitados, se refugiaban en el templo.
Aunque Israel asegura que fue un error, el Vaticano ha expresado serias dudas sobre la versión oficial, calificando el hecho como “de una gravedad absoluta”.
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