Los tours a visitantes foráneos de Chihuahua ahora incluyen un hecho social que identifica a esta entidad, la muerte de Marisela Escobedo Ortiz, madre convertida en activista por el feminicidio de su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo, y que terminó siendo también una víctima mortal por ello, pero los guías de turistas lo explican diferente: su muerte marca el inicio, trágico, del sistema de juicios orales en el país.
“Cambiaron tres cosas en Chihuahua”, dice el guía a una decena de turistas del centro del país mientras apunta a la placa que dice “aquí murió Marisela Escobedo”, sobre los adoquines rojos que cubren la entrada al Palacio de Gobierno de la ciudad, “… los juicios orales, las cadenas vitalicias, y la Policía Única”, a ella, dice, “le asesinan a la hija”, se señala que los juicios orales fueron mal estructurados, lo dejan libre y se manifiesta para que su asesino sea apresado cuando habiéndose fugado, los jueces lo declaran culpable, “comienza su manifestación – en la Plaza Hidalgo frente al palacete - y termina viviendo aquí”.
Desafortunadamente, dice, “en la fecha que dice la placa, una cámara desde el tercer piso graba como ella discute con un hombre, ella corre y le disparan en la cabeza. Marisela es una activista que ni logró el caso y desafortunadamente, falleció”, y como la cámara grabó todo, continúa, “se conoce a nivel internacional esa grabación”.
Su asesinato además, cuenta en los feminicidios de Chihuahua además, de los más conocidos, de los más expuestos, “y este es el inicio de los juicios orales en Chihuahua, que afortunadamente, ahora son de los mejores en el país”, y ahí, frente a la placa que además dice “… buscando justicia por el feminicidio de su hija”, los turistas interrumpen al guía y le dicen que sí la conocen, que esa mujer es muy conocida en el país, que es Marisela, que es “la mamá de Rubí”.