Gilberto Islas Cruz, coordinador del Servicio de Intervención en Crisis y Prevención del Suicidio de la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), dio a conocer que de cada 10 personas que se suicidan, siete son hombres y tres mujeres, lo que obedece a que los varones toleran menos el dolor emocional, ya que desde pequeños han sido sobre-protegidos por la madre.
De acuerdo con su experiencia al frente de esa instancia, refirió que el rango de edad más proclive al suicidio es de 10 a 32 años de edad, y en una relación de siete a tres los varones son los que más mueren por esta causa, cuyos métodos más frecuentes son ahorcamiento, ingesta de medicamentos y de productos de limpieza, disparo con arma de fuego, apuñalamiento y arrojarse al vacío.
Señaló que el suicidio es una conducta que puede prevenirse y evitar muertes por esta causa, como lo muestra 12 años de trabajo con personas que lo han intentado y ningún paciente ha muerto.
Sin embargo, Islas Cruz consideró que no es suficiente la atención psicoterapéutica del paciente, debe trabajarse además con los familiares, la pareja y los amigos más cercanos.
A través de un comunicado, Gilberto Islas Cruz resaltó la importancia del servicio, el cual se creó hace doce años como un servicio gratuito y permanente que ofrece la BUAP, con un grupo de 32 egresados, pasantes y estudiantes de servicio social de la Facultad de Psicología de la BUAP y de otras universidades.
El SICPS trabaja con personas con ideas suicidas o con quienes han atentado, sin éxito, en contra de su vida, con la idea de ayudarlos a superar una de las principales causas del suicidio, la depresión.
El también profesor investigador refirió que las personas que acuden al servicio tienen un común denominador: la depresión, estado de ánimo desencadenado por varias causas.
Entre ellas, el diagnóstico de una enfermedad grave e incurable, pérdida o amputación de algún miembro de su cuerpo, la infidelidad, pérdida de empleo, divorcio, abuso sexual y pérdida de seres queridos.
Después de señalar que en dicho servicio también se atiende a sobrevivientes de un suicida, familiares, parejas y amigos que quedan impactados y traumatizados, a quienes ayudan a superar y asumir la perdida.
Islas Cruz dio a conocer que a través de la terapia breve, entre 12 y 15 sesiones de trabajo con el paciente, él ‘logra salir adelante, se recupera y sigue su vida, no usamos fármacos, pero si fueran necesarios y el paciente requiere ser hospitalizado, trabajamos con el psiquiatra Víctor Manuel Fernández Domínguez, decano de la Facultad de Psicología de la BUAP’.
(Diario de Yucatán)