Aunque ha sido un problema arraigado en la localidad, el área invadida al estero de Urías se expande y se presentan nuevos focos de contaminación, que van desde las descargas de aguas residuales de la planta de tratamiento, hasta el vertedero de desechos que realizan directamente los ciudadanos a este sistema estuarino, que pertenece a los humedales costeros de la región y donde predomina el mangle negro (Avicennia germinans).
En la colonia Casa Redonda, toneladas de escombros y basura son llevadas hasta las márgenes del estero para ganarle terreno a base de arrasar con el área de manglares, considerados de importancia ecológica por su papel en la reproducción de especies pesqueras y en el control de inundaciones.
A un lado de esta colonia “brotan” como hongos nuevas viviendas de manera irregular, con la complacencia de las autoridades de todos los niveles de gobierno, sin importar que son zonas de alto riesgo por encontrarse bajo el nivel del mar.
Así lo declaró el administrador del Parque Industrial Bonfil, Francisco Castillo López, quien advirtió que en ese espacio se proyecta la construcción de un refugio pesquero para más de 600 embarcaciones, por lo que de seguir esta situación, la gente que allí viva tendrá que ser reubicada.
¿DÓNDE SE DETECTARON LOS NUEVOS RELLENOS?
Una de estas invasiones se detectó a la altura de la calle Caracol, donde cerca de diez viviendas se han levantado los últimos días con palos, láminas y pedazos de plástico.
“Esto es reciente, se ve la maquinaria que acaba de rellenar aquí, y sobre todo el relleno que va hacia el agua, esto es lo peligroso, yo le estoy pidiendo al delegado de la Profepa (Jesús Tesemi Avendaño) que haga una inspección a estos lugares y se tomen las medidas correspondientes”, señaló Castillo López durante un recorrido por la zona.
Unos metros más adelante, entrando por la calle Rosarito, se observaron las técnicas para la “creación” de nuevos lotes. Reducen la laguna a base de un relleno hormiga. Primero llevan grandes cantidades de tierra, escombros y desechos. Luego con un tractor aplanan esos materiales y conforman una superficie sólida. Antes de esto instalan tablas de madera, a modo de muros de contención, que evitan que la tierra introducida se disperse en el agua.
(Sin Embargo)