Al sur de Israel, inmersa en pleno desierto de Néguev, se encuentra la planta Ashalim, que contiene en su interior la torre solar más grande del mundo. Con 240 metros de altura, esta estructura es la encargada de recibir la luz solar que reflejan más de 50 000 heliostatos —comúnmente llamados espejos solares— capaces de rastrear el sol en dos dimensiones.
Pero ¿Cómo es que esta enorme estructura es capaz de producir energía solar y térmica? Las decenas de miles de espejos están conectados a un sistema de seguimiento operado por una computadora, que es la encargada de conducirlos de manera precisa al moverse a la par de la órbita de La Tierra alrededor del Sol durante todo el día, permitiendo que dirijan la luz solar a un lugar específico en la caldera ubicada en la torre, dentro de 0,0015499969 de una pulgada.
Posteriormente, el agua en la cadera produce vapor, que luego se traslada mediante tuberías hacia un generador de turbina de vapor, que resultan en la electricidad suficiente para alimentar unas 150 000 casas al día.
(Buenas)