Aunque en un principio había incertidumbre sobre su identidad, Marco Antonio Higuera Gómez, procurador de Justicia de Sinaloa, dijo que tras aplicar una prueba de dactiloscopía se confirmó que uno de los cadáveres era el de Aponte.
Los tres cuerpos, que presentaban disparos en la cabeza, fueron encontrados en una fábrica de materiales de construcción del municipio sinaloense.
Fuentes policiales consultadas por el periódico La Jornada, revelaron que un grupo armado habría abandonado los cadáveres ahí.
La imagen de El Bravo salió a la luz pública cuando la Secretaria de la Defensa Nacional (Sedena) pegó carteles en Nuevo León y Sinaloa con fotografías de El Chapo y 35 de sus pistoleros.
En marzo de 2012, se dijo que había muerto junto a Jonathan Salas Avilés, alias El Fantasma, otro gatillero del cartel de Sinaloa, durante un enfrentamiento con militares.
Esperaban ajustes de cuentas
El Bravo, oriundo de Chilpancingo, Guerrero, era un militar de élite que de 2001 a 2003 quedó asignado a tareas de combate al narcotráfico en Badiraguato, cuna de El Chapo.
En 2004 desertó del ejército para convertirse en jefe de seguridad del entonces líder del cártel de Sinaloa.
Las autoridades mexicanas señalan a Aponte como uno de los operadores logísticos que ayudó a El Chapo a escapar por túneles, antes de su segunda captura el 22 de febrero pasado.
Recientemente, el gobernador de Sinaloa Mario López, dijo que tras la aprehensión de El Chapo se esperaba una ola de violencia por posibles ajustes de cuentas.
Además, en la declaración ministerial de Carlos Manuel Hoo Ramírez, quien fue detenido con Guzmán Loera, dijo que podría desatarse una guerra entre Dámaso López Núñez y Manuel Alejandro Aponte, si éste y los hijos de El Chapo, creían que había sido traicionado por Dámaso.
(Univisión)