El sospechoso principal de su asesinato siempre fue el padre John Feit, a quien un jurado acaba de condenar por el asesinato. Ahora se sabe que la iglesia y las autoridades frenaron la investigación.
El asesinato de Irene Garza, una maestra de Texas de origen mexicano, fue un crimen sin resolver durante 57 años.
En abril de 1960 la mujer fue a confesarse a la parroquia del Sagrado Corazón en McAllen, Texas. Nunca regresó. Cinco días después, su cadáver apareció flotando en un canal.
La autopsia determinó que había sido golpeada, asfixiada hasta que perdió la conciencia, violada y asesinada.
Irene Garza era profesora de niños con discapacidad, solía presentarse a concursos de belleza y llegó a ser Miss South Texas.
Era la primera de su familia con un grado universitario y tenía 25 años cuando fue asesinada.
Desde el primer momento todas las sospechas se centraron en John Feit, un cura temporal de la parroquia.
Él fue quien dio la confesión a Garza aunque siempre negó haberla matado. En 1960 la policía no recabó las evidencias suficientes para inculpar al cura. Feit dijo haber confesado a la mujer pero además declaró que lo había hecho en la casa parroquial en lugar de utilizar el confesionario de la iglesia, una práctica rara que eliminaba la posibilidad de que hubiera testigos.
La policía seguía enfocada en Feit y surgían nuevas pistas: poco después del asesinato de Irene Garza otra mujer acusó a Feit de haberla asaltado en la calle por la espalda tres semanas antes de que desapareciera Irene.
La mujer se llamaba María América Guerra y también era de origen hispano. Testificó que el cura le había puesto un pañuelo en la boca tratando de asfixiarla, pero ella logró escapar mordiendo los dedos de su agresor.
El hombre fue juzgado en 1961 por este ataque, acusado de asalto con tentativa de violación, pero nunca fue condenado a prisión sino que recibió una multa de $500.
Todo esto estrechaba el cerco sobre Feit, pero lo único que ocurrió fue que el cura fue obligado por su congregación a abandonar el pueblo de McAllen. Feit se trasladó entonces a Missouri, aunque en 1974 dejó el sacerdocio y se estableció en Arizona, donde fue detenido en 2016.
La pasada semana comenzó el juicio contra el cura.
Ahora sí la acusación creía tener las pruebas necesarias para probar su culpabilidad. Y así ha sido, el pasado jueves un jurado declaraba a Feit, de 85 años, culpable del asesinato de la mujer.
La sentencia cierra un caso que pesaba sobre el condado de Hidalgo, como explicó en el momento de la detención del cura el fiscal del distrito, Ricardo Rodríguez: "Después de casi 56 años, la familia de Garza y nuestra comunidad finalmente veremos que se imparte la justicia".
Según reporta AP y recoge el Washington Post en el juicio se ha podido probar que tanto la policía como la iglesia católica siempre pensaron que el culpable era Feit, pero que hicieron un trato para frenar la investigación. En aquel momento muchos de los cargos políticos del condado eran católicos.
En el juicio Thomas Doyle, un cura experto en abuso sexual dentro de la iglesia católica, leyó una carta que aportó la acusación obtenida de la archidiócesis de San Antonio y la diócesis del Corpus Christi y enviada entre altos representantes en la que mostraban preocupación por las implicaciones que podía tener la acusación de Feit, un cura católico con la elección de Kennedy, un presidente católico.
La reelección del sheriff del condado de Hidalgo, E.E. Vickers, también católico, podría verse perjudicada por la mala publicidad si Feit resultaba condenado, así que, según han manifestado en el juicio, tanto la oficina del sheriff como la iglesia se pusieron de acuerdo en frenar la investigación.
"En cada párrafo encuentro algún elemento que encuentro muy inusual que apunta a cubrir el caso, a minimizar las circunstancias, a hacerlo desaparecer", dijo Doyle, según reporta The Monitor, después de leer la carta ante el jurado.
Esto era algo que ya se sospechaba entonces.
La prima de Irene, Lynda De La Viña, apuntó en 2016 tras la detención de Feit: "estábamos acusando a un sacerdote y en esos días los sacerdotes eran infalibles", le dijo a la cadena CNN.
Ni la policía ni los familiares de Irene se dieron nunca por vencidos. En 2002 una división de los Texas Rangers dedicada a reabrir casos congelados obtuvo el testimonio de otro cura de la localidad de San Antonio que dijo que Feit le había confesado que había atacado y asesinado a una mujer.
En 2004 un gran jurado declinó imputar a Feit. Ahora el caso ha quedado resuelto.
(univision)