Israel confirmó la intercepción del último barco de la flotilla Global Sumud, que transportaba ayuda humanitaria rumbo a Gaza. Con ello, más de 450 activistas de distintas nacionalidades, incluidos latinoamericanos, fueron detenidos y trasladados a la prisión de Saharonim, en el desierto del Neguev.
La mayoría aceptó ser deportada de inmediato, proceso que ya inició con ciudadanos italianos y que continuará en los próximos días. Quienes rechazaron la deportación deberán comparecer ante un juez.
El primer ministro Benjamin Netanyahu defendió la operación, al señalar que evitó “una campaña de deslegitimación contra Israel”. En paralelo, países como México, Brasil y Argentina exigieron respeto a la integridad de sus connacionales, mientras en varias ciudades del mundo se registraron protestas en apoyo a Gaza.
-EFE-