Antes de convertirse en una estrella global por Euphoria y Frankenstein, el actor australiano Jacob Elordi confesó que pasó semanas durmiendo en su auto apilado con pertenencias, al borde de renunciar a su sueño y regresar a casa, frustrado por el escrutinio de Hollywood.
Hoy, el actor es sinónimo de elegancia, talento y éxito internacional gracias a sus roles cinematográficos. Pero su ascenso está marcado por una etapa mucho menos glamorosa de lo que sus fans imaginan.
(milenio)